Letonia intentó proclamar la independencia el 18 de
noviembre de 1918. Pero enseguida se vio amenazada por los bolcheviques rusos,
quienes comenzaban a ocupar regiones cercanas. Para evitar que estos siguieran
avanzando, los Aliados permitieron que algunos grupos armados alemanes
permanecieran en Letonia para detener el avance bolchevique, frustrando así la
independencia de Letonia.
Los alemanes comenzaron a luchar por un lado contra el
ejército rojo, y por otro con los nacionalistas letones. Estos segundos,
ayudados por los estonios consiguieron vencer a las tropas germanas en la
batalla de Wenden y más tarde, en la batalla de Daugavpils, Polonia ayudaría a
Lituania a detener el avance ruso.
Así, el 11 de agosto de 1920, la Rusia Soviética le
concedería al fin la independencia a Letonia.
Sin embargo, la independencia no duró mucho y en 1939, tras
la invasión a Polonia por parte de Alemania, la URSS estableció bases militares
en Letonia el 5 de octubre del primer año de la Segunda Guerra Mundial. Al año
siguiente y siguiendo el acuerdo del pacto de no agresión germano-soviético, la
Unión Soviética anexionaría Letonia a sus dominios como "República Socialista
Soviética de Letonia".